Amistad

Si la amistad no te acerca al martirio, revisala... ن
Si la amistad no te acerca al martirio, revisala... ن

“En todo tiempo ama el amigo, en tiempos de adversidad es como un hermano.” (Prov 17,17)


La complicidad de un amigo/a en nuestra vida, es tan importante que ¡ni el mismo Cristo se negó el privilegio de tenerlos!


De la amistad se desprenden los mejores tesoros: La comprensión en el dolor del prójimo, el ánimo para seguir cuando todo es difícil, el gozo de compartir las alegrias del otro, el dolor de ver un corazón roto que quisiéramos reparar a todo costo,el amor al servicio llevando a ese amigo que tanto se ama a lo pies de Cristo. (Eclesiastes 4,10)


¡Pero cuidado! He visto corazones puros, corromperse por malas amistades, elegir un amigo es tan importante como elegir pareja: es abrir espacio en mi corazón, en mi vida a alguien de fuera. Depende de nosotros qué tipo de personas dejar entrar. ¿Comparte mis propósitos? ¿Me lleva por buen camino? ¿Me acerca a Dios? Si le expongo mi vulnerabilidad, ¿Lo usará para mi bien o para mi mal? Son cosas que debemos cuestionarnos al elegir a nuestros amigos. ( ST 4,4)


Podríamos decir, que el valor de la amistad, nos enseña lo que ser cristianos nos exige en nuestra vida diaria, pues la amistad exige muchas veces sacrificio y entrega, y “No hay amor mas grande que aquel que da la vida por sus amigos” (C.F Jn 15,13)


Y si, algunos van y vienen, otros solo estuvieron un rato en nuestra vida para enseñarnos algo, otros dejaron un sin sabor casi amargo al irse, pero esa es la esencia del amigo: “Llevarse para si un pedazo de tu alma, y dejarte a ti una parte de la suya” (Eclesiastés 4,12)


No ha habido mejor privilegio que compartir mi camino de fe con amistades excepcionales, pues a pesar de las diferencias, discusiones, y malentendidos, escogería mil veces tenerlos a mi lado para luchar juntos hasta el final. (Rom 1, 11-12)


A Dios gracias por los buenos amigos, que son consuelo para el alma.


Autor: David Munarriz