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Los conflictos laborales pueden afectar gravemente a la operatividad y la productividad de la empresa, por lo que resulta esencial anticiparse a los mismos y, cuando esto no sea posible, resolverlos con rapidez.
Cualquier espacio de interacción social acaba desembocando, tarde o temprano, en algún conato de enfrentamiento o discusión. Cuando ocurre dentro del trabajo hablamos de conflictos laborales.
Las rencillas acumuladas y la falta de comunicación (o el exceso de mala comunicación, si se prefiere) pueden acabar afectando negativamente al clima de trabajo.
Resolver correctamente los problemas laborales y los conflictos en el trabajo es una prioridad de los responsables de Recursos Humanos. La anticipación y la proactividad son las mejores armas para mantener un buen clima laboral y evitar que los profesionales desperdicien su energía en enfrentamientos totalmente estériles.
Entendemos por conflicto laboral una mala relación entre dos o más trabajadores a resultas de algún aspecto relacionado con su trabajo o su función dentro de la empresa.
Generalmente, los conflictos se evidencian en forma de discusiones, falta de confianza entre compañeros o, en el peor de los escenarios, formación de bandos enfrentados dentro de la plantilla.
No conviene confundir los problemas en una empresa con las reacciones puntuales propias del carácter o del temperamento de los empleados.
Como dirían un sociólogo o un antropólogo, el ser humano no necesita demasiados motivos para iniciar un conflicto.
Los entornos laborales suelen ser focos de tensión, en tanto que allí convergen ambiciones, preocupaciones y expectativas muy distintas y que, de manera muchas veces imprevista, desembocan en conflictos laborales.
Es una de las causas más habituales. Cuando dos empleados difieren a la hora de analizar una determinada situación, es probable que esa diferencia acabe degenerando en un conflicto más o menos virulento dependiendo del contexto.
No pocas veces, ambos trabajadores tienen parte de razón en sus posturas.
Como apuntábamos más arriba, trabajar bajo presión es casi una garantía de que estalle algún conflicto, bien entre empleados, bien entre estos y sus superiores.
Muchas empresas someten a su plantilla a unos niveles de exigencia excesivos, con la idea de que así se reforzará su productividad. En realidad, pueden estar incubando importantes problemas en la empresa.
Los recursos son siempre limitados y, pese a que las empresas acostumbran a asignarlos en función de criterios estratégicos, es posible que algún empleado o algún departamento se sientan ninguneados.
Esto puede llevar a enfrentamientos entre compañeros por una distribución de recursos aparentemente injusta.
Las personalidades de los trabajadores pueden traducirse en un clima laboral de lo más distendido o en un auténtico foco de conflictos. Esto es especialmente habitual cuando los estilos de trabajo son más dispares dentro de un mismo departamento.
Muchos profesionales no llevan nada bien que un compañero asuma funciones que, a su juicio, les corresponden a ellos.
En ocasiones, este tipo de situaciones se originan por una planificación deficiente por parte de la empresa.
No todos los trabajadores comparten los mismos valores ni tienen los mismos objetivos o aspiraciones vitales. Es posible que una determinada situación sea muy deseable para un empleado pero no complazca a otro.
Las opiniones divergentes pueden ser incluso enriquecedoras para la empresa si se canalizan correctamente. En caso contrario, los conflictos laborales están servidos.
R E C O M E N D A D O:
Anticiparse a los problemas en la empresa puede ser la mejor forma de evitar un mayor daño a su actividad a raíz de conflictos entre los trabajadores.
No hay ninguna fórmula secreta que asegure que un negocio mantendrá su paz interna en cualquier circunstancia pero hay una serie de ítems que pueden ayudar a conseguirlo.
Muchos conflictos se originan por la insatisfacción de parte de los trabajadores por su situación en la empresa. Quizá un mejor plan de incentivos o un simple agradecimiento a tiempo puede ayudar a disipar los nubarrones de un conflicto en ciernes.
Cada vez más empresas introducen criterios de afinidad profesional a la hora de afrontar un proceso de contratación.
Al fin y al cabo, es el mejor momento para asegurarse de que los nuevos empleados encajarán correctamente en la empresa. Un software de reclutamiento y selección (ATS) ayuda a definir estos requisitos y a evaluar correctamente a los candidatos.
Es una de las cualidades más importantes para poder trabajar en equipo. Apostar por la formación de los empleados para fomentar una mayor inteligencia emocional puede ser una buena forma de construir equipos más cohesionados.
La disparidad de opiniones se va a producir la mayoría de las veces que haya que tomar una decisión en equipo. Por consiguiente, resulta imprescindible que los profesionales aprendan a negociar para llegar a acuerdos que, aun no satisfaciéndolos completamente a todos ellos, eviten conflictos.
Las empresas pueden anticiparse a los conflictos laborales si analizan periódicamente cuál es el estado del clima de trabajo.
Un software de encuestas a empleados facilita esta tarea al ofrecer a los trabajadores la posibilidad de notificar cualquier circunstancia que les preocupe o disguste de manera totalmente confidencial. Además, estos datos pueden tratarse de manera estadística, a fin de comprobar si el problema se ha resuelto a tiempo.
La asertividad o la capacidad para expresar una opinión diferente sin sentirse mal por ello ni ofender a otro compañero es una cualidad personal que puede ahorrar muchos problemas en la empresa. Por consiguiente, conviene fomentar un clima de sinceridad y confianza en la plantilla.